Son tiempos difíciles para la sorpresa. El reciclado ha
fundado templos y templos con miles de adoradores a los que complacer. La
doctrina del “nada bueno se hace hoy” ha calado tan hondo en lo colectivo, que
ojos y oídos parecen cerrados a lo que se va gestando en nuestras narices.
Es tal vez por eso que las excepciones a estas “normas
subliminales” resultan tan apreciables, porque no son muchas. Son como llamas
pequeñas que ante la mínima brisa se pueden apagar. No obstante, de tanto en
tanto surgen verdaderas llamaradas que amenazan con incinerar el panorama
completo. Obras que parecen no pertenecer a ningún nicho, se ríen del prejuicio
y cruzan estilos con total soltura que parece el único camino para escapar de
las transiciones al día de hoy. Sin detenerse a mirar (porque no hay tiempo
para ello) traspasan trincheras y bombardean a quemarropa.
Un fenómeno que recientemente se manifiesta (y refrenda) con
“Blak and Blu”. ¿Su gestor? Un nombre que goza del beneplácito de todo el mundo
actualmente, aun cuando le quede mucho para cimentar una carrera
–exponencialmente- expansiva, con este LP parece haber ganado la primera
partida. Gary Clark Jr. le llaman, y se ha convertido en un necesario nombre a
tener en cuenta.
Ya lo insinuaba el año pasado con el EP “Bright Lights”,
cuyo tema homónimo se repite el plato y repercute en que ancla inmediatamente
un hit en el cancionero de esta temporada. Y no sólo eso, la cocinada a fuego
lento ‘When My Train Pulls In’ y cada uno de sus siete minutos parecen engullir
con zapatos y todo. Dejando en el aire que este ascenso ya no es una sorpresa,
sino una vieja advertencia que viene a cumplir su promesa, ahora ya.
“Blak and Blu” aparece para eso, para hacerse cargo de las
expectativas, jugueteando sin temor entre la guitarra a lo Hendrix, o situando
como referente a Stevie Ray Vaughan, hasta transitar por los terrenos del Hip
hop o el soul, todo en uno. Y es que las raíces negras son tan amplias y
adentradas en la tierra que el no aprovecharlas, mezclarlas y profanarlas,
parece un limite demasiado tentador como para que el oriundo de Texas no lo
traspase.
Mike Elizondo, quien produce, tiene mucho que ver con este
cruce de géneros. Digamos, con un productor que ha tenido que ver con nombres
que van desde Eminem hasta Mastodon, cae de maduro el empuje que pudo aportar
en las transversalidad genérica del disco. Si esta variedad es bien o mal
llevada puede ser cuestionable, de pronto el choque de estéticas es algo
confuso, no obstante siempre se entiende la necesidad de no amarrarse a nada.
Desde ese remezón que es ‘Ain’t Messin ‘Round’ al rock
n’roll fresco de ‘Travis County’, el tránsito parecer tener una única premisa:
una escalada continua de temperadas piezas, en las que también podríamos
incluir el rock árido de ‘Numb’, el segundo single, con un desempeño
electrizante.
‘The Life’ es la pieza que más denota esa transgresión de
Gary Clark Jr., abrazando una constitución mucho mas R&B que sus hermanas.
Un notorio descenso en la pulsación y si bien se puede cuestionar, al final
sólo entrega matiz a una obra que se jacta en cada track de ello. ‘Please Come
Home’ también aborda este reto, aunque de una forma más recatada, incursionando
en el falsetto, pero sin renunciar a las dosis de soul gravitante.
Para qué hablar de ese cover a Jimi Hendrix o el excelso blues
de ‘Next Door Neighbor Blues’ que cierra el disco. Marcan los puntos cardinales
de este viaje de más de una hora en que el músico mide cuan ancho puede ser su
talento. Con aciertos y erratas, los primeros siguen siendo muchos más,
confirmando la buena salud de un disco tremendo y a un intérprete que maneja
pulcramente el deslumbramiento.
Gary Clark Jr. ha sido nombrado hace poco Mejor Artista de
Blues en los Premios de Música de Austin, Texas. Es uno de los guitarristas más
asombrosos del momento. Autodidacta, se dio a conocer en la escena musical
tejana en 1998 a los 14 años y, desde entonces, ha sido el telonero de talentos
como Gatemouth Brown, Jimmie Vaughan, Bobby Bland y Joe Ely. Además de tocar la
guitarra, compone, canta, toca el bajo, la armónica y la batería y ha empezado
a componer bandas sonoras de películas. Debuta en el cine con Honeydripper.
Fuente: http://www.revistamelomanos.cl/
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