Considerado una de las obras maestras de Eric Clapton en
solitario (al lado del debut homónimo de 1970 y de “461 Ocean Boulevard”),
“Slowhand”, publicado en 1977, es el disco que incluye ‘Cocaine’, el tema de
J.J. Cale con el que Clapton accedió a las listas de venta. y se escuchó en las emisoras de radio como si nada
(imaginen semejante cosa en esos tiempos de oscurantismo conservadurismo-liberal en Inglaterra).
Se trata de un disco tranquilo, de alguien que siguió esa
travesía que iba del blues al soft rock apto para todos los públicos (en eso
coincidió con Fleetwood Mac), pero ahí quedaba esa particular manera
de tocar la guitarra, generando uno de los sonidos más elegantes de la
historia del rock.
Cale.
En todo caso,
no es “Slowhand” el disco puramente “mainstream” que se le supone, no, es una
obra que, desde el blues, mira a otros géneros, en ocasiones buscando lo
relajado y en otras apostando por trazos más rítmicos, brillante en todo
momento.
Pero hay más, porque esta edición del treinta y cinco
aniversario editada en formato Deluxe, se completa con cuatro temas que,
grabados en las mismas sesiones de “Slowhand”, no han salido a la luz hasta
ahora: son tomas algo ásperas, con la gracia de no estar pulidas del todo:
‘Looking at the rain’ (sencilla y estremecedora versión del tema de Gordon
Lightfoot), la tradicional ‘Alberta’, el blues ‘Greyhound bus’ y la maravillosa
‘Stars, strays and ashtrays’. Buen material para completistas, desde luego.
Además, un segundo cedé grabado en directo en Londres, en el
Hammersmith Odeon en abril de 1977, un mes antes de que comenzaran las sesiones
de grabación de “Slowhand”, y con la misma banda base que grabó el elepé (así
que la secuencia sonora tiene todo el sentido), da muestra del pulso rockero
que mantenía Clapton en vivo en aquel tiempo. Se abre con fuerza con ‘Tell the
truth’, sigue con el ‘Knocking on heaven’s door’ dylaniano convertido en
paladeable reggae, como reggae es la demoledora versión del ‘I shot the
sheriff’, de Marley, perdida en solos hasta alcanzar los catorce minutos (por
estas cosas el punk quería acabar con el rock de la época). Es una banda
engrasada y potente que, versátil, lo mismo suena dulce como se acelera y echa
humo en cortes como ‘Steady rolling man’, ‘Further on up the road’ o en esa
toma fiera del glorioso ‘Layla’. Para nada este es un directo menor o de
relleno, ¡muy al contrario!
No hay comentarios:
Publicar un comentario