Allen Ginsberg (1926-1997) fue sin duda una de las
personalidades del siglo XX, el poeta que halló el tono definitivo de la poesía
norteamericana, un poeta que dejó su marca en la literatura contemporánea. Es
reconocido además como uno de los padres espirituales del Flower Power y del
hippismo, movimientos sociales que se extendieron por el mundo entero. Tuvo una
participación activa en los grupos que se opusieron a la guerra en Vietnam, se
asoció al Movimiento por los Derechos Civiles y dio su apoyo a todas las
organizaciones defensoras de la libertad de expresión. Las minorías étnicas,
sexuales y religiosas hallaron en él una voz solidaria dispuesta a hacer del
compromiso una razón de vida. Fue arrestado en varias ocasiones por encabezar
marchas de protesta de toda índole.
Recibió premios, honores, becas, pero también fue una de las
fuentes de mayor energía imaginativa de esa comunidad de mentes lúcidas
conformada por los beats y el administrador de lo que muchos en tono burlón
bautizaron como la Empresa Allen Ginsberg ("Allen Ginsberg
Industries"), que consistía en una oficina en Nueva York financiada por él
desde la cual emitía sus ‘mensajes’, pero que también funcionó como una bolsa
de trabajo para muchos poetas con dificultades económicas. Su generosidad no
conoció límites, en sus últimos días de vida, mientras agonizaba, dedicó muchas
horas de su escaso tiempo para hablar con sus amigos por teléfono, y la
conversación incluyó siempre una pregunta directa: "¿Necesitás
dinero?"
En la década de los 60 su interés por la música popular lo
llevó a conocer a los Beatles y desarrollar una amistad con ellos,
particularmente con John Lennon. Compartió el escenario con The Fugs y
Jefferson Airplane, y Bob Dylan lo incluyó en una de sus extensas giras por
todo el país (Rolling Thunder Review). Sus intervenciones en radio y
televisión, siempre controvertidas y espectaculares, lo convirtieron en una
figura pública y le permitieron extender el alcance de su poesía como así la de
otros autores.
En los años setenta fundó junto a Anne Waldman una escuela
de poesía alternativa fuera de los ámbitos tradicionales de enseñanza, un sitio
donde los poetas pudieran transmitir su experiencia. La llamó "The Jack
Kerouac School of Disembodied Poetics", un claro y sincero homenaje a uno
de sus grandes amigos de la juventud. El objeto de esta escuela no era sólo
difundir aquellas estéticas que no hallaban un lugar en la universidad, sino
actuar como centro de oportunidades laborales para muchos poetas y escritores
que eran marginados del circuito académico.
Esta ciudad relajada y tranquila se convirtió en un
involuntario punto de reunión para varios poetas: Ginsberg, Kerouac, Philip
Whalen, James Harmon, Michael McLure, Robert Creeley, Gary Snyder y Gregory
Corso. En la casa de Kenneth Rexroth podían intercambiar opiniones con Lew
Welch, Robert Duncan y Jack Spicer. Rexroth era un escritor que al igual que
William Carlos Williams, discutía con los poetas más jóvenes acerca de sus
teorías estéticas, les brindaba su apoyo, y escribía generosas cartas de
recomendación. Su hogar se había convertido en uno de los centros culturales
más importantes de la ciudad.
Esa noche, que luego sería llamada por la prensa local la
del "Renacimiento poético" de San Francisco, Ginsberg leyó un texto
sobre el cual estaba trabajando hacía algunos años y que no tenía intención de
publicar: Howl (Aullido). Cantó sus versos, los gimió, y en la parte final de
su lectura estuvo al borde del llanto. Esta performance causó una emotiva
reacción en el público. Él comprendió entonces que liberando su personalidad
sobre el escenario podía conmover a otras personas. La idea de crear una nueva
audiencia para la poesía ya no le pereció tan descabellada.
Este procedimiento fue descrito por su maestro el venerable,
Chögyam Trumpa, como el resultado natural de su consigna: "Primer
pensamiento, el mejor pensamiento". Esta definición, insistiría Ginsberg,
siempre es paralela a la de Kerouac: "La mente es la belleza de la
forma". Su poema seminal plantea el regreso a una tradición que muchos
poetas en su país habían desatendido: la de Whitmam, Apollinaire, Artaud,
Lorca, William Carlos Williams y Mayacovsky. El suyo es un intento de expandir
la propia tradición insertando voces diversas, combinando los largos versos de
Whitman, el tono de ciertos poemas de Christopher Smart (Jubilate Agno), de
Percy Bysshe Shelley (Adonais, Ode to the West Wind), las iluminaciones de
Blake, con la renovada apreciación de la naturaleza de la forma del cubismo
francés y español y la poesía onomatopéyica del entonces olvidado Kurt
Schwitters.
Aullido, según su propio autor, fue construido como una
letrina de ladrillos, parte por parte, dentro de una estructura rítmica que se
desarrolla y crece continuamente en sí misma. Podemos agregar que el
contrapunto de los sonidos en sus tres niveles: el de las palabras en una misma
línea, el de las líneas en una misma parte y el de las partes del poema entre
sí, es fundamental para la comprensión de los significados de este texto que
podemos comparar con la figura de un triángulo equilátero, en el sentido de que
el ritmo nace de su vértice superior y se expande hacia la base. Un ritmo que
es modelado a partir de su propio aliento, lo que produce la liberación de la
respiración de la poesía norteamericana. Ginsberg leyó incansablemente la obra
de Pound y en particular Los Cantos, que para él se sostienen a través del ritmo,
del contrapunto logrado cuando la frase verbal enfrenta su propio eco. Su
intento de reconstruir sobre la página los sonidos de la mente como una forma
de detener el tiempo, es indicativo de la importancia que para él representaba
este elemento constitutivo del poema que Pound en su "Treatrise on
Metric" compara con las formas, como pueden ser "la quilla de un
barco o el motor de un automóvil", antes de declarar: "El ritmo es
una forma del tiempo". Pero quizás la influencia más grande que podemos
percibir en el autor de La caída de América y Wichita Vortex Sutra, es la de su
maestro William Carlos Williams quién también dedicó su vida a la creación de
una lengua vernácula, vivaz y espontánea.
Todos aquellos que formaron parte de lo que en la actualidad
se reconoce como el Movimiento beat o la generación Beat (denominaciones que
pertenecen al mundo de la periodización historiográfica, que podrán denotar,
pero nunca connotar la profundidad de la transformación que se opera a partir
de ellos en la mente contemporánea) cultivaron en sus discursos distintos
grados de diversidad estética, desarrollaron poéticas reconocibles; para ellos
las tendencias estéticas, como las lenguas, no se imponen unas a otras:
traducen, se integran, colaboran, realizan prestámos, y en este contexto
recrean la significación lingüística
Lawrence Ferlinghetti explica este fenómeno de la siguiente
manera: Si has estado leyendo acerca de la interpretación de las poéticas de
los Beats (especialmente la de Ginsberg) hallarás en ellas que los términos
‘poético’ y ‘poéticamente’ son en realidad ‘malas palabras’, deben ser
evitados. Lo concreto es lo más poético. El detalle exacto, sin bordados
adicionales. De esto trata precisamente la ética de los Beats. Una ética que
asumiera la nueva sensibilidad ante la belleza que se estaba produciendo y que
diera cuenta de ella en su percepción poética. Las palabras de Ferlinghetti son
de algún modo la traducción actual de aquéllas de Ezra Pound: "El objeto
en su naturalidad es siempre el símbolo adecuado."
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